martes, 5 de febrero de 2013

MÁS RESPONSABILIDAD, MENOS ACCIDENTES (comentario)

Por: Juan Carlos Romero Cuba cerró el año pasado con 11 MIL accidentes de tránsito. Si recodamos que somos 11 MILLONES de cubanos y hacemos un cálculo sencillo, el cómputo será un muerto en la carretera por cada MIL compatriotas. ¿Por qué el ser humano es tan rebelde? Desde niños sabemos que el alcohol es un enemigo mortal, pero andar por la calle con un “planchao” en las manos es uno de los símbolos más respetables de hombría y de poder adquisitivo. El pasado 28 de diciembre, el diario GRANMA alertaba sobre los daños del alcohol y se mencionaban cifras aterradoras. Los locutores de la radio y la TV nos cansamos de hablar sobre los daños de la bebida... y todo sigue igual. Beber destruye a una persona y en pocos años acaba con familias enteras. Sin embargo, lo peor de todo es ir caminando tranquilamente por la calle, que un chofer ebrio se nos venga encima y acabe con una vida inocente. NO me parece que esta expresión sea muy agradable de escuchar, pero me sale del alma: si el accidentado muere, descansa, pero casi peor sería quedar en una silla de ruedas, con los miembros mutilados, vegetando de por vida. De la justicia medieval nos ha quedado un refrán: “ojo por ojo y diente por diente”. HOY nuestras leyes son menos drásticas, pero ¡qué ganas nos da de pagarle con la misma moneda al beodo que nos quita a un familiar! Ley 109, Código de Seguridad Vial, establece en su artículo 288 que se les puede suspender la licencia de conducción a lo choferes que se sorprendan manejando bajo los efectos del alcohol varias veces en un año. Después de cumplida esta sanción, los conductores reincidentes perderán su licencia por cinco años. Por su parte, las multas son dobles para los choferes que cometen una infracción bajo los efectos del alcohol. El Código de Seguridad Vial castiga a los choferes que manejan en estado de embriaguez, pero el inmenso luto que causa una muerte tan estúpida, NUNCA hará que la ley sea suficientemente severa con los infractores. NO creo que aumentar los castigos sea el remedio para detener los accidentes de tránsito. Simplemente siéntese en compañía de un refresco y ponga en una balanza los placeres del alcohol y mi vida, la de su familia, y la suya propia.

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