Por :Liannne C Soto Herrera
Si alguna frase define con
toda exactitud la personalidad del intelectual y combatiente revolucionario
cubano Rubén Martínez Villena es la expresada por su amigo y compañero de
luchas Raúl Roa cuando señaló: "desafió mil veces la muerte y quemó alegremente
su vida".
Con talla de genuino
conductor y líder, Rubén perteneció a una generación a la que correspondió el
alto honor de encarnar, con la palabra y la acción, la continuidad histórica de
las luchas independentistas de 1868 y 1895 en medio de los vaivenes de
gobiernos sumisos y sangrientos tras el surgimiento de una República atada de
pies y manos por su vecino del Norte.
El 16 de enero de 1934 la
tuberculosis que lo azotaba extinguió su existencia. Olvidado de sí mismo para
entregarse a los demás, Rubén comenzó a desplegar sus energías en 1923, un año
que marcó su consagración revolucionaria.
Hizo suyo un gesto rebelde
de su generación: la Protesta de los 13, acción política en la que junto a
otros jóvenes intelectuales reveló públicamente impúdicos negocios de un alto
funcionario del gobierno de turno.
Fue el año de la
constitución del Movimiento de Veteranos y Patriotas, fugaz intento al que se
sumó en defensa de la línea insurreccional armada. Junto a su entrañable amigo
y camarada de ideas, Julio Antonio Mella, fundó la Universidad Popular José
Martí, en noviembre de 1923, y unos meses después, la Liga Antimperialista de
Cuba.
Por aquellos días comenzaba
a asomarse la enfermedad pulmonar que lo ultimó. Pudo haberse curado cuando la
dolencia disminuía, pero soslayó las advertencias médicas.
Sin descansó y tras el
asesinato de Mella en 1929, retomó su bandera de lucha. Sumó voluntades en
fábricas y talleres. Organizó sindicatos. Predicó la ideología
marxista-leninista y con su toga de abogado defendió a los desposeídos y a los
dirigentes obreros encarcelados o perseguidos.
Tras sortear persecuciones
para asesinarlo y en el sigiloso quehacer del clandestinaje como militante del
Partido Comunista, Rubén fue el mentor de dos resonantes huelgas contra la
tiranía de Gerardo Machado: la de marzo de 1930 y la de agosto de 1933, la cual
provocó la caída del sangriento régimen.
Tenía 34 años de edad cuando
la noche del 16 de enero de 1934, en un sanatorio de las afueras de La Habana,
quedó apagada su vida como luz que despedía el último destello, pero sus ideas
y simiente continuaron irradiando para guiar a otras generaciones de
revolucionarios cubanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.